En la primera viñeta de Un Toque de Violencia (2013) de Jia Zhangke, un minero reclama el legítimo derecho de los habitantes de un pueblo a acceder a los beneficios económicos que traería la construcción de una fábrica de carbón, antigua propiedad comunal vendida a un empresario, que se enriqueció ilícitamente; y que ha corrompido a funcionarios y a líderes del pueblo. Otras historias muestran la pauperización, las alternativas al empleo en las maquilas, desde la delincuencia hasta el trabajo sexual, y la resistencia a este cambio. Se trata de cuatro retratos entrelazados que tienen como escenario la China contemporánea y muestran las contradicciones del desarrollo capitalista en un régimen autoritario con restos de un pasado comunista. JZ