Querido lector:
El 28 de diciembre de 1895, tan sólo tres días después de navidad, los hermanos Lumière presentaron al gran público un novedoso artefacto que grababa y proyectaba imágenes en movimiento. El efecto fue tremendo.
No solamente lograron que su dispositivo fuera una gran atracción de feria, sino que descubrieron —acaso accidentalmente— una nueva forma de entretenimiento y el germen de un nuevo lenguaje. Los años han pasado y el cinematógrafo se transformó en cine, un concepto mucho más amplio que una simple sucesión de imágenes. Hoy por hoy constituye la narrativa en imágenes más compleja que el hombre ha desarrollado.
CINEMATÓGRAFO es un espacio donde proponemos reflexionar sobre cine como arte, fenómeno social o simplemente como vivencia. Nuestro propósito es exponer esas emociones como espectadores de cine a más de cien años de su invención.
Por eso, respetamos la diversidad de opiniones y animamos el debate de ideas. Esperamos que esta conversación continua enriquezca la experiencia que representa ver películas y que hacen del cine una parte importante de nuestras vidas.
Lo que el lector encontrará aquí se aleja de los cánones de un blog de cine; por tanto, se acerque más a una bitácora de emociones emanada de nuestra experiencia como espectadores. Así, ya sea en forma de recomendación semanal, de ensayo o de reseña, el contenido de CINEMATÓGRAFO aspira a ser un testimonio de aquello que el cine nos ha hecho vivir, pensar y sentir.
Bienvenidos a esta sala.
Jorge Zendejas y Pablo Andrade