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Recomendación
The Sting

Año: 1973

Dirección: George Roy Hill

Guión: David S. Ward

Fotografía: Robert Surtees

Elenco: Paul Newman, Robert Redford, Robert Shaw, Robert Earl Jones, Charles Durning, Ray Walston, Eileen Brennan y Harold Gould 

​Música: Marvin Hamlisch

 20 de junio de 2017

The Sting (1973) se desarrolla en Estados Unidos, en los años posteriores a la Gran Depresión y justo antes de la Segunda Guerra Mundial.

Henry Gondorff: Is Lonnegan after you too?

Johnny Hooker: I don't know. I ain't seen anybody.

Henry Gondorff: You never do, kid

Es septiembre de 1936 en Illinois y la historia comienza cuando dos estafadores, Johnny Hooker (Robert Redford) y Luther Coleman (Robert Earl Jones) —mentor y colega de Hooker—, roban por casualidad una gran cantidad de dinero al mensajero de un peligroso mafioso, Doyle Lonnegan (Robert Shaw); por lo que éste último decide matarlos como venganza. Después de que los sicarios de Lonnegan asesinan a Coleman, Hooker parte a Chicago para buscar ayuda de un viejo amigo de Coleman, Henry Gondorff (Paul Newman). Ahí, junto a Gondorff —y con la ayuda de un grupo de “estafadores profesionales”— prepararán un elaborado plan para vengar la muerte de su amigo y maestro.

 

Esta es la segunda película en la que se reúne la espléndida pareja actoral de Paul Newman y Robert Redford —y la dirección de George Roy Hill. La primera que filmaron fue Butch Cassidy and The Sundance Kid, otra excelente película de 1969 en la que también se nota la química entre sus protagonistas. El personaje de Redford es un ludópata que no conoce otra vida más que una cercana a la delincuencia; y, en contraste, Henry Gondorff es un alcohólico y estafador en retiro, pues se alejó de ese mundo después de robarle a un político y ahora se esconde de la persecución constante de la policía. En otras palabras, ambos complementan bien sus personalidades contrastantes dentro y fuera de la pantalla. No es exagerado decir que Newman y Redford formaron un dúo inigualable y que aún se considera de los mejores en la historia del cine estadounidense.

 

The Sting tiene muchos elementos que ahora ya son clásicos, y que incluso se han usado en otras películas posteriores de apuestas y estafas: la señal secreta (tocarse la nariz con el dedo), así como el uso de la música y enfoques que enfatizan el suspenso en la mesa de cartas. Las referencias se encuentran ahora en las reinterpretaciones de esos temas a cargo de Steven Sodenbergh, por ejemplo, en Ocean’s Eleven y secuelas —adaptaciones a su vez de la original Ocean’s 11 de Lewis Milestone y protagonizada, entre otros por Frank Sinatra.

Por otra parte, la manera en que se cuenta la historia de The Sting es peculiar: es a manera de cuento infantil ilustrado, lo que añade un toque de humor inteligente que se complementa muy bien con la banda sonora (y el uso del ragtime “The Entertainer” de Scott Joplin). Así, aunque la cinta tiene un lado oscuro, no deja de ser una comedia. La escena donde se planea y monta la estafa ilustra bien este argumento: Kid Twist (Harold Gould), uno de integrantes del equipo de estafadores, recluta a nuevos miembros a manera de entrevistas de trabajo y, desde luego, los candidatos se lo toman muy en serio.

 

The Sting (o El Golpe en español) no fue sólo un éxito comercial para Universal Pictures, también obtuvo varios Óscares en la edición de 1973: entre ellos el de Mejor Película, dirección, guion original, y diseño de vestuario —a cargo de la legendaria Edith Head. Y los años la han convertido en una película de culto por su estilo particular que deja un poco de lado lo macabro y la violencia de las películas sobre criminales y lo sustituye, como se dijo antes, por humor audaz.

 

The Sting empieza con una estafa y termina también con una, ésta última dirigida a la audiencia, que pasa de ser cómplice a ser una de las víctimas de este engaño. No obstante, el sentimiento no es de molestia; por el contrario, nos vamos con un buen sabor de boca y una sonrisa placentera, porque es una aproximación diferente al cine sobre apuestas y criminales. Como nos enseña The Sting: la mejor estafa es aquella que no te enteras que fuiste estafado. 

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