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Recomendación
Seven

Año: 1995

Dirección: David Fincher

Guión: Andrew Kevin Walker

Fotografía: Darius Khondji

Elenco: Morgan Freeman, Brad Pitt, Gwyneth Paltrow, R. Lee Ermey y Kevin Spacey

​Música: Howard Shore

 30 de junio de 2017

Después de una larga carrera en la policía de investigación local, William Somerset (Morgan Freeman) se jubilará en una semana. Su posición será ocupada por David Mills (Brad Pitt), un joven —pero apasionado detective— con un lustro de experiencia en otra ciudad, una menos oscura, sombría, decadente y lluviosa.  

Es lunes y Somerset acude a investigar otro homicidio. Revisa el sitio y encuentra en el refrigerador un dibujo de un niño y pregunta a otro colega si el hijo de la víctima observó el asesinato. Molesto por la indagación meticulosa del veterano, le reclama el contenido de sus preguntas y señala el hartazgo y desagrado de otros compañeros, así como el alivio por su pronto retiro. Somerset regresa a su ordenado departamento. El ruido de la calle lo asfixia: la lluvia constante, el sonido de la ambulancia y de la violencia callejera. Da inicio al metrónomo, que está colocado sobre el buró, e intenta dormir.

 

Mills despierta en su vivienda todavía desordenado y con cajas de mudanza sin desempacar. A un costado se encuentra su bella esposa, Tracy (Gwyneth Paltrow), aún abrumada por la vida citadina. Una llamada de Somerset termina por despertarlo. Ahora investigan el homicidio de un hombre obeso, que aparentemente fue obligado a comer hasta morir. La autopsia lo confirma. El victimario se tomó su tiempo. Y después de doce horas lo pateó para terminar con su sufrimiento.

 

De regreso al cuartel, Mills y Somerset se reúnen con su capitán —Ronald Lee Ermey, en un pequeño papel, pero igual de memorable que los protagonistas y que el de Paltrow. Somerset no tiene duda: el responsable es un homicida serial. De modo que, con tan sólo una semana para irse, solicita su reemplazo —no sin antes sugerir que no se le asigné a Mills un caso tan complicado. La relación sin empatía entre ambos compañeros se deteriora aún más y sólo la invitación a cenar, propuesta por Tracy, apacigua los ánimos —y obsequia al espectador una de las secuencias más memorables y encantadoras de la cinta.           

El escenario de otro asesinato, esta vez de un abogado penalista —en donde el victimario pintó con sangre la palabra Greed (avaricia) en la alfombra de su oficina—, invita a Sommerset a visitar otra vez el lugar de muerte del hombre obeso y ahí está. Detrás del refrigerador, razgado en la pared, alguien escribió: “gula”. Junto al sugerente concepto, también colocó una nota con un fragmento del poema El Paraíso Perdido (1667) de John Milton. La referencia tiene sentido, pues Sommerset y Mills se enfrentarán en lo que resta de la semana al ocaso del hombre y a Satanás en persona.

Seven (1995) es la segunda película del extraordinario director estadounidense David Fincher, tras la frustrante experiencia en Alien 3 (1992), que le arrebató brevemente su interés por el cine. No es exagerado afirmar que, después de veinte años, Seven ha envejecido favorablemente como una de sus mejores cintas —desde luego, de lo mejor del cine del decenio del 1990. Asimismo, es un digno homenaje al cine negro (film noir). Sin embargo, su desolador desenlace la acerca también al cine de terror. Es por esta consideración, y su análisis detallado y afortunadamente poco apresurado de cada uno de los personajes —y no únicamente de los crímenes basado en los siete pecados capitales—, que Seven se distingue de otras películas policiacas, y hoy por hoy la colocan como una obra maestra de este género cinematográfico. 

El autor forma parte del equipo editorial de CINEMATÓGRAFO.

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