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Reseña
Pieles
por Dulce María Oseguera

 21 de junio de 2017

Pieles es el primer largometraje de Eduardo Casanova, director español de tan solo 26 años de edad. Sus cortometrajes anteriores se caracterizan por poseer temas críticos sobre algunas convenciones sociales, parámetros de belleza, o problemas ideológicos que son tratados con un humor irónico y satírico. Esto mismo sucede con Pieles

Sin embargo, en esta ocasión su trabajo también ha polarizado a los críticos; porque —aunque trabaja con temas ya analizados antes— ahora recurre a una morbosidad acentuada: juega con una narrativa explícitamente grotesca. Asimismo, emplea una gama de colores pastel que brinda un referente de inocencia, vinculándola a su vez hacia las diferentes situaciones que experimentan los personajes deformes o anormales a lo largo del filme. Esta intención descoloca al espectador, que experimenta sensaciones de malestar y de sentimientos opuestos. Esta misma ambivalencia es producto de la colaboración con el productor y director español Alex de la Iglesia. Este aspecto también anticipa el tipo de género de la cinta: en otras palabras, conforme transcurre el largometraje no queda claro si es drama, comedia o algún otro género con destellos de humor negro.

Cuando un juicio no puede anunciarse en términos de bien y de mal se le expresa en términos de normal y de anormal. Y cuando se trata de justificar esta última distinción, se hacen consideraciones sobre lo que es bueno o nocivo para el individuo. Son expresiones de un dualismo constitutivo de la conciencia occidental.

Michel Foucault, Microfísica del poder, Madrid, La Piqueta, 1979, p. 41. 

¿Por qué lo diferente nos produce tanta molestia a tal grado de buscar su exclusión? Casanova da voz a aquellos considerados degenerados o monstruos. ¿Por qué el anormal, el deforme atenta contra nuestra tranquilidad? Las palabras del intelectual francés Michel Foucault nos otorgan algunas respuestas: "[...] las técnicas de señalamiento, clasificación e intervención referidas a los anormales; el ordenamiento de una red institucional compleja que, en los límites de la medicina y la justicia, sirve a la vez de estructura de recepción para los anormales y de instrumento para la defensa de la sociedad. (Foucault, 2006: 301)". Por tanto, pareciera que los anormales por el simple hecho de ser diferentes atentan contra la sociedad. Señalarlos y excluirlos mantiene a salvo a los normales, es decir, a los que están “sanos”.

 

En Pieles, Casanova nuevamente parece estar interesado en cuestionar temas sobre discriminación. Este aspecto es planteado bajo diferentes niveles y deja ver que los prejuicios sobre lo que se considera corporalmente aceptado opera aún en personas perversas, deformes y socialmente segregadas. Esta interptetación refleja que el físico continúa siendo prioridad para la constitución de las relaciones sociales. Así, la necesidad de ser tocado, visto y aceptado es un factor indispensable para relacionarnos con el otro.

 

Casanova promueve la realización de un cine reflexivo y crítico, con una producción minuciosa y bien pensada; desarrolla un mensaje digerible pero escandaloso, el cual suscita sensaciones de conflicto. Este joven director pone en evidencia nuestros prejuicios, tensiona nuestros límites y referencias sobre la belleza y la deformidad. La película genera una interesante experiencia, que se vuelve particularmente extraña cuando concluye al no poder expresar con facilidad si fue de nuestro agrado o no.

REFERENCIAS

Foucault, Michel, Los anormales, México, Fondo de Cultura Económica, 2006.

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