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Reseña
Personal Shopper 
por Michelle Luisce

4 de abril de 2017

Personal Shopper gira entorno a Maurice (Kristen Stewart) y su trabajo. Éste consiste en comprar ropa de alta costura para su jefa: Kyra (modelo y celebridad del momento). Maurice es una chica joven, pero con un alma vieja. Padece de una grave enfermedad del corazón, que compartía con su hermano (Gary) que murió tres meses atrás. La película se centra en el contacto que intenta establecer con él por varias vías, pero particularmente a través de una casa abandonada en París (también propiedad de Gary). Es clara la conexión y cercanía que había entre ellos. Como gemelos, además de compartir la misma enfermedad, compartían un don: ambos eran médiums (clarividentes).

 

Maurice puede morir en cualquier momento, y debe evitar sentimientos o emociones muy fuertes. Se podría decir que está muerta en vida. Tiene una carga emocional que el resto de las personas no tienen. En otras palabras, a pesar de que nadie sabe cuándo va a morir, ella tiene probabilidades más altas y en cierta manera sabe que los días están contados. El hecho de que se pueda unir a su hermano pronto, me parece que es la razón principal por la cual se esfuerza tanto por establecer contacto con él. En una escena, ella explica que es porque ambos se prometieron que, si uno de ellos moría, intentaría mandar una señal desde el “más allá”. Pero es más que eso. Es una necesidad que Maurice tiene, y que muchos compartimos, de saber si hay algo más allá de la muerte, o si estamos solos y cuando morimos no hay nada más.

 

Personal Shopper es una película de suspenso, concepto que frecuentemente se llega a confundir con terror. Leyendo otras reseñas, observé que comparaban algunas escenas con Hitchcock (yo no me iría tan lejos). A pesar de eso, sí tiene elementos muy importantes de suspenso: sobre todo el elemento psicológico, que considero clave para hacer un buen thriller —que jueguen con tu mente.

 

Un ejemplo es la escena de la conversación vía mensaje con el hombre misterioso, que no sabemos si es un espíritu malvado o una persona que la quiere lastimar. Sólo se puede saber que la persona es un hombre, por la manera en que se desenvuelve la conversación. Esta escena me causó mucha inquietud: el escuchar las vibraciones constantes del celular anunciándole (o gritándole) que le estaban llegando mensaje tras mensaje, cada vez más fuertes y violentos. Maurice se empieza a asustar, al igual que la audiencia. Pero aun así queremos saber qué dicen.

 

Al principio de la película, se cree que Maurice trabaja como “personal shopper” sólo por el dinero, y su manera de vestir comunica que no le interesa la moda, ni verse bien. Aparentemente es indiferente ante todo eso. Sin embargo, hay una escena en la que se pone la ropa de Kyra, cosa que tenía prohibido hacer (y que ya había sido reprendida por ello). La escena que mejor captura esta idea es cuando está en París recogiendo unas prendas y el empleado de la boutique le dice que si quiere probarse el conjunto, a lo que ella responde: "sí, pero no puedo. Y cuando lo hice se lo mencionaste a Kyra”. Al final, termina por probarse sólo los zapatos, pero se puede notar en su rostro que lo disfruta. Es interesante la dualidad que hay en su personalidad. Por un lado, se muestra indiferente a la moda, pero a medida que se desarrolla la película nos damos cuenta que no es verdad. Existe en ella la atracción hacia la sensualidad y belleza que podemos lograr con la moda.

 

Así, cuando está en el departamento de Kyra, y se prueba un conjunto de encaje y vestido de organza de seda negro, por primera vez en la película, se ve atractiva y sensual; y la manera en la que se desviste y se prueba la ropa es erótica. Incluso se puede imaginar cómo la fina tela está rozando su piel, acariciándola, a diferencia de sus jeans y sudadera de siempre. La escena finaliza con Maurice, recostada en una cama ajena, tocándose y teniendo un orgasmo, todo mientras viste ropa de alta costura. Ese momento es cuando, por primera vez en la película, Maurice siente algo fuerte y emocionante. Es mi secuencia favorita, ya que parece que observamos a otra persona. No es su primer desnudo, pero es el primero que tiene un aire seductor. Cuando está en el médico, y la revisa, no se piensa sobre este desnudo y pasa incluso desapercibido.

 

Se podría decir que el final de Personal Shopper está abierto a interpretación, cosa nada ajena al cine de Olivier Assayas. Me recordó a su película previa Clouds of Sils Maria (2014). Tiene un toque fantástico y extraño, así como perturbante. Cuando la película finalizó, y estaban apareciendo los créditos, mi mente seguía tratando de digerir lo que había sucedido. Personal Shopper inició con una pregunta, y terminó sin responderla: ¿qué hay después de la muerte? Las dudas que siente Maurice se convierten en las nuestras: ¿soy sólo yo?, ¿está hablando con su hermano?, ¿con un espíritu maligno?, ¿o con ella misma? A pesar de que sí vemos el espíritu de su hermano, a diferencia de ella, no se termina de resolver la duda que ella tiene y que la audiencia comparte: ¿estamos solos?

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