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Reseña

9 de marzo  de 2024

por Joaquín Balancan Aguirre
Maestro
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La palabra "Maestro" evoca las cualidades y virtudes excepcionales de un artista, confirmando su dominio, capacidad interpretativa o creativa respecto a su obra o idea. Así, al referirnos a Leonard Bernstein (Massachusetts, 1918 - Nueva York, 1990), este término resulta imprescindible. Bernstein se destacó como uno de los directores de orquesta más influyentes de la segunda mitad del siglo XX, un compositor de musicales de éxito, un ameno divulgador de la música y un promotor que descubrió a numerosos músicos de talento.

Por ello, parecería acertado que la película biográfica de este ilustre artista llevara por título Maestro (Bradley Cooper, 2023). Sin embargo, pese a la calidad de su producción y la caracterización de Cooper como Bernstein, la película decepciona. No sólo evade la trayectoria musical de Bernstein, sino que también omite aspectos significativos de su personalidad, prefiriendo centrarse en elementos menos conocidos de su vida.

La película nos lleva a los inicios de Bernstein, quien soñaba con componer musicales para los más grandes escenarios, como "West Side Story", inspirado en el drama de "Romeo y Julieta". Breve es el relato de su debut con la Orquesta Filarmónica de Nueva York y su meteórico ascenso al frente de las más prestigiosas agrupaciones de Estados Unidos y del mundo.

En ocasiones, la cinta se apoya en detalles de la vida de Bernstein para explicar su evolución artística, sin revelar el verdadero alcance de su obra o eventos que marcaron no sólo su vida, sino la historia de la música y de la humanidad. Un ejemplo notable es el regreso de María Callas al Teatro de La Scala de Milán en 1953 para interpretar a Medea de Luigi Cherubini, gracias al apoyo de Luchino Visconti y Bernstein. La omisión de este importante momento artístico y su impacto en la cinta es inexplicable. Asimismo, el filme pasa por alto la emblemática presentación de la Novena Sinfonía de Beethoven en Alemania, el 25 de diciembre de 1989, justo después de la caída del Muro de Berlín, un evento histórico que involucró a prestigiosas orquestas y que apenas es mencionado en Maestro

 

La película es un deleite visual por sus caracterizaciones y ambientación, pero deja un vacío musical. Es un enigma, considerando que Bernstein fue un virtuoso que grabó alrededor de 500 álbumes y ostenta el récord de presentaciones con la Filarmónica de Nueva York. Bernstein era un artista versátil, capaz de transitar entre el clasicismo, la música dodecafónica, los musicales de Broadway y el jazz.

 

Maestro intenta, quizás tardía o innecesariamente, bajo el prisma de lo políticamente correcto, destacar diversos aspectos de la vida de Bernstein, como su religión, adicciones, sexualidad y complejas relaciones familiares, intentando ofrecer una comprensión de su persona. Sin embargo, en ocasiones, el arte en sí mismo revela las tormentas internas de un creado.

 

Quizás el momento más emblemático de la película sea la presentación de la Segunda Sinfonía de Mahler en la Catedral de Ely, en Inglaterra, una escena que, para muchos, encapsula la gloria de Bernstein y deja entrever su legado y testamento a través de sus grabaciones referenciales.

 

No era necesario buscar más allá para reconocer al verdadero Maestro.

El autor es politólogo por la UNAM. Colaborador y amigo de CINEMATÓGRAFO. También ha escrito en el blog de cultura de Nexos.

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