En la presente temporada de premios, como en todas, hay películas que ostentan nominaciones inmerecidamente y otras que deberían de gozar de mayor reconocimiento de la industria. Dentro de éstas ultimas podemos ubicar a Knives Out (2019) de Rian Johnson, que está nominada en la categoría de “Mejor guion original” en los próximos premios de la Academia de Hollywood. Sin embargo, está merecida nominación, que recae en el propio Johnson, se queda corta ante el lucimiento de un filme que tuvo que haber cosechado más reconocimientos y estar, sin duda, entre las nominadas a mejor película del año. En fin, no se espera mucho más de una Academia que por cada paso correcto como la inminente victoria de un Joaquín Phoenix que a estas alturas ya debería tener un par de estatuillas doradas en su palmarés; parece dar varios en falso: la necedad de premiar a cintas bastante medianas como Bohemian Rhapsody (Bryan Singer, 2018) y Green Book (Peter Farelly, 2018). Para empeorar la situación, todo parece indicar que este año tendremos que soportar otra de las ocurrencias de los “académicos” cuando veamos a Quentin Tarantino subiendo a recoger su Óscar a “Mejor guion original” por la soporífera y vacía Once Upon a Time in Hollywood (2019) la cual, desafortunadamente, tampoco podemos descartar como ganadora absoluta de la noche.
Pero regresando a temas mucho más agradables, Knives Out confirma a Rian Johnson como uno de los cineastas contemporáneos más creativos e ingeniosos. Estamos ante una película que retoma la mejor tradición de una variación de la novela policiaca conocida como whodunnit —contracción de la expresión en inglés who’s done it? (¿quién lo hizo?)— en la que un detective tiene que averiguar quién entre muchos sospechosos posibles es el culpable de un crimen que por lo general suele ser un asesinato. Una de las particularidades de este subgénero es que provee a los lectores de las mismas pistas que al héroe para resolver el misterio, de esta manera vamos elucubrando nuestras propias teorías sobre quién es el culpable al mismo tiempo que el protagonista. Como no puede ser de otra manera, en el cine también hemos podido disfrutar de maravillosos ejemplos del whodunnit tales como The 9th Guest (Roy William Neil, 1934), The Big Sleep (Howard Hawks, 1946), The Hound of the Baskervilles (Terence Fisher, 1959), Murder on the Orient Express (Sidney Lumet, 1974), Clue (Jonathan Lynn, 1985), Der Name der Rose (Jean Jacques Annaud, 1986) y Gosford Park (Robert Altman, 2001), entre muchas otras. Sin temor a equivocarme puedo decir que Knives Out ha llegado para convertirse en un filme imprescindible dentro de esta lista y para ser un clásico instantáneo del género.
La historia gira alrededor del patriarca de una familia adinerada de Massachussets que se dedica a escribir historias de misterio. Una mañana su ama de llaves lo encuentra muerto en su estudio con un profundo corte en la garganta. Todo parece indicar que se trata de un claro suicidio; sin embargo, el excéntrico y genial detective Benoit Blanc —interpretado de manera fantástica por Daniel Craig— sospecha que no se trata de otra cosa más que de un asesinato en toda regla y todos son sospechosos, incluidos los avariciosos hijos del difunto y sus respectivas parejas, su ama de llaves, su enfermera y hasta sus propios nietos.
La cinta de Johnson no solamente juega con los códigos y reglas del whodunnit clásico, sino que también introduce elementos nuevos que hacen de la trama una serie de agudas críticas a las élites estadunidenses contemporáneas entre las que destacan la desigualdad económica, el privilegio de clase, el racismo y, por supuesto, la xenofobia. Todo lo anterior, sin sacrificar la trama de misterio que además destaca como una donde todo el tiempo se invita al espectador a poner a prueba sus hipótesis y puntos de vista. Esto innegablemente constituye uno de los puntos fuertes de un guion en el que no sólo tenemos el consabido giro de tuerca sobre el final, sino que hay por lo menos un par más de giros que mantienen al público inmerso en una historia apasionante y divertida.
Hay que destacar la dirección de Johnson que brilla en todo momento. Su atención en los detalles es increíble: desde la puesta en escena, la dirección de arte, la fotografía, la selección musical y la majestuosa dirección de actores. En ese sentido vale la pena hablar del trabajo de un reparto plagado de estrellas que no están ahí para lucirse individualmente, sino que todos trabajan al servicio de la historia y de sus personajes. Liderados por el ya mencionado Daniel Craig, que interpreta al detective privado Benoit Blanc —que está inspirado en el Hércules Poirot de Agatha Christie, pero también en el Adam Dalgliesh de P.D. James— tenemos una pléyade de buenos actores y actrices como Jamie Lee Curtis, Toni Collette, Michael Shannon, Chris Evans, Christopher Plummer, Don Johnson, Keith Stanfield y la increíble Ana de Armas cuyo personaje representa el alma y corazón de esta fantástica película y es una pieza clave para la resolución final del caso.
Desconozco las razones por las cuales Knives Out no aparece en más nominaciones para los premios de la Academia, pero sí sé que hacen mal al no reconocer el trabajo de cineastas que creen en el cine como arte más allá de los efectos especiales y los logros técnicos. Rian Johnson y su whodunnit nos recuerdan que una de las cosas esenciales por las cuales vamos a ver películas a las salas de cine son los personajes y las historias y, en ese sentido, nos da toda una lección cuando pone todo su talento técnico al servicio de una buena película. Al final, lo que tenemos es una experiencia profundamente cinematográfica y de gran calado artístico.
Recientemente se acaba de confirmar una secuela de Knives Out protagonizada por Daniel Craig en el papel de Benoit Blanc. Habrá que esperar para ver si la continuación logra mantener estándar de calidad impuesto por esta primera película que además nos ofrece la posibilidad de ver a Craig ante nuevos retos actorales, ahora que está por abandonar el universo de James Bond.
Para terminar, y como una especie comentario al margen, diré que Rian Johnson hizo la mejor película de la nueva trilogía de Star Wars, pero es más probable que un día veamos recogiendo un Oscar al farsante de J.J. Abrams antes que el propio Johnson. Qué cosas.
El autor forma parte del equipo editorial de CINEMATÓGRAFO.