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Reseña

13 de junio de 2018

por Joaquín Balancan Aguirre
Han Solo
Una historia de Star Wars

Han Solo: una historia de Star Wars (Ron Howard, 2018) es la nueva película de la saga galáctica más famosa, creada por George Lucas y regenteada por Disney, que trata los orígenes de uno de los personajes más queridos de esta historia. La realización de esta cinta estuvo plagada de polémica desde el principio y culminó con la destitución de los directores originales del proyecto Phil Lord y Chris Miller por el experimentado Ron Howard. Lo anterior no parecía el mejor augurio para una cinta que ya de por sí había sido señalada por la falta de un argumento sólido, así como por el poco trabajo en el tratamiento de los personajes.

De igual forma, debo señalar que, desde mi punto de vista, Han Solo: una historia de Star Wars, justo como el otro spin off (Rogue One, Gareth Edwards, 2016) y las nuevas entregas que comprende los episodios VII (The Force Awakens, J.J. Abrams, 2015) y VIII (The Last Jedi, Rian Johnson, 2017) padece del mismo mal: tiene la necesidad de justificar el origen o el destino de muchas cosas que ya se conocen. Lo anterior, hace que sean películas predecibles como lo sugiere la trama de la cinta, ya que a pesar de que el argumento cumple con el objetivo de explicar los orígenes de Han, la historia no aporta ningún elemento nuevo al personaje más allá de mostrarnos la naciente carrera como mercenario de Solo o a la forma en la que adquiere el famoso Halcón Milenario. Mención aparte merece el mal chiste de tratar de explicar el nombre de nuestro héroe apelando a la orfandad de Han.

La película también nos explica los orígenes de sus vínculos con Lando (Daniel Glover) y Chewaca, y nos cuenta la historia de amor entre Han Solo y Qi´ra (Emilia Clarke) que resulta útil para dejar claro que Solo es un hombre con ideales y un caza recompensas con sentido del honor. Prueba de ello es la decisión de héroe en esta cinta, y en la saga original, de adherirse a los rebeldes. Por otra parte, no es del todo clara la intención de algunos elementos en la cinta, como la escena de guerra que palidece ante otras escenas de batallas de la saga —la mostrada en Rogue One, por ejemplo. 

 

Otro elemento extraño es el enamoramiento de Lando con su droide “L3” —interpretada por la dramaturga brintánica Phoebe-Waller-Bridge— una situación que puede confundir a los espectadores que conocieron al original Lando interpretado por Billy Dee Williams en la trilogía original y en la cual se mostraba al personaje como un seductor clásico. Aunque esto seguro obedezca a la iniciativa de Disney de mostrar que en el universo de Star Wars hay diversidad sexual.

En ese sentido, también llama la atención el esfuerzo de los productores por hacer políticamente correctas a las nuevas entregas de la franquicia. En el caso de la película de Han Solo este elemento se encuentra en la muy breve subtrama de L3, objeto del cariño de Lando, que busca liberar a los demás androides de la esclavitud a la que los han sometido los humanos. Este elemento esta poco trabajado y sale sobrando, aunque afortunadamente no es tan intrusivo como lo fue en el Episodio VIII donde se dedica todo un tramo de la cinta a criticar la opulencia, la venta de armas y el maltrato animal. 

 

En cuanto a la actuación de Alden Ehrenreich, el nuevo Han Solo, hay que decir que es buena, aunque no logra añadir nuevos matices ni mayores dosis humor o picardía que los aportados por el legendario actor Harrison Ford, que interpretó magistralmente al personaje en cuatro episodios de la saga. Así, Han Solo: Una historia de Star Wars vale la pena para quienes gustan del personaje, ya que cumple la expectativa de hablar de sus contradicciones y virtudes. Aunque lamentablemente no se salvará de la crítica implacable e incluso ha resultado ser la cinta de la saga con peor desempeño en taquilla. Ya veremos si el futuro le da una nueva oportunidad al contrabandista más famoso de la galaxia. 

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