Cordero de Dios es la última película de la directora francesa Anne Fontaine, quien anteriormente había dirigido filmes muy interesantes como Adore, la piel del deseo (2013) y Coco antes de Chanel (2009).
En esta ocasión, nos cuenta la historia real de un grupo monjas que, durante la liberación de Polonia al término de la Segunda Guerra Mundial, son violadas por los soldados del Ejército Rojo. La trama de la película se desarrolla a través del personaje principal, Mathilde Beaulieu (Lou De Laâge), una joven médico que brinda sus servicios en la Cruz Roja francesa en Polonia hasta que un día, atiende a una monja que le pide ayuda para auxiliar a una de las hermanas de su convento que está a punto de dar a luz.
Después asistir a dicho parto, Mathilde descubre que son varias las monjas quienes están embarazadas debido a las vejaciones sexuales de las que fueron víctimas. De esta manera, a pesar de la reticencia inicial de la Madre Abesse (Agata Kulesza), se dispone a ayudar secretamente a la hermanas para que puedan llevar su embarazo de la mejor manera posible.
En general, la película de Fontaine es un filme que denuncia los horrores que se viven alrededor de cualquier conflicto bélico y de los cuales siempre surgen víctimas inocentes cuyas voces no han sido lo suficientemente escuchadas. Además, la cinta hace especial énfasis en la violencia sexual ejercida contra las mujeres durante la guerra y la posguerra; un fenómeno que ha sido poco estudiado y reflexionado.
Sin embargo, el verdadero centro de Cordero de Dios es su interesante reflexión sobre la naturaleza de la fe que es retratada como un camino sinuoso y con destinos inciertos, pero siempre definitivos.
En ese sentido, destaca la relación que se forja entre las tres mujeres protagonistas: Mathilde, la Madre Abesse y la Hermana María (Agata Buzek). En un principio, el contraste más obvio es el de la racionalidad y el ateísmo de Mathilde con la devoción de las monjas; no obstante, mientras el filme se desarrolla, nos damos cuenta de que en realidad entre la incredulidad y la fe se despliegan múltiples matices por los que circulan los tres personajes principales.
De esta manera, Mathilde se siente atraída por la devoción de María, quien le explica que la fe no es un camino fácil, sino más bien uno donde la duda siempre está presente y que exige una disciplina espiritual e intelectual importante. Al mismo tiempo, María ve en Mathilde a la mujer sexualmente libre que ella misma fue antes de tomar los senderos de la fe.
Paralelamente, la propia María se enfrenta de manera constante a la Madre Abesse, quien sostiene que recibir ayuda médica profesional para monitorear los embarazos y partos, así como para tratar las enfermedades de transmisión sexual que fueron transmitidas por los soldados a las monjas, es una transgresión de sus votos de castidad.
Hay que destacar la notable fotografía de Caroline Champetier y las magníficas actuaciones de Agata Buzek y Agata Kulesza, quienes tejen a sus personajes de manera fina y elegante para aportar a la película el peso dramático necesario.
En conclusión, Cordero de Dios es una buena película sobre los misteriosos caminos de la fe y su papel para sobrellevar los difíciles momentos que la vida nos impone —sobre todo en tiempos de guerra— que recuerda en cierta manera a Silencio (2016) de Martin Scorsese, filme superior en profundidad y puesta en escena. Sin embargo, no se puede negar que la propuesta de Anne Fontaine es un más que interesante retrato del estoicismo con el que estas mujeres soportaron la humillación de haber sido violadas tanto sexualmente como espiritualmente.