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Reseña
Animales
nocturnos
por Dulce María Oseguera

11 de agosto de 2017

Clasificada dentro del género neo-noir, Animales Nocturnos (2016) es un largometraje sobre violencia y crimen. Está basado en la novela Tony and Susan de Austin Wright, publicada en 1993. El film es dirigido por Tom Ford, diseñador de modas que ha colaborado para Gucci, Perry Ellis e Yves Saint Laurent. Su formación profesional y visión creativa se ven reflejados en su perspectiva frívola sobre los mundos del arte y de la moda. 

Anónimo

Ford consigue una impecable actuación en cada uno de los personajes, poniendo hincapié en un vestuario pulcro y escrupulosamente diseñado, así como en una fotografía visualmente contrastante. Introduce colores vivos en escenarios donde predomina el color negro, el sepia o blanco. El guion —realizado también por Ford— es concreto y demuestra la enorme capacidad expresiva de los actores, una que es posible a partir de una impecable dirección. Cabe resaltar la participación de Aaron Taylor-Johnson, quien interpreta el papel de Ray Marcus, y que lo hizo merecedor al Globo de Oro por Mejor Actor de Reparto (2016).

 

En un inicio, el tema principal pareciera ser un posible reencuentro entre la protagonista Susan Morrow (Amy Adams) y su primer esposo, Edward Sheffield (Jake Gyllenhaal), después de que este último le mandara el manuscrito de su primera novela para su aprobación. De esta forma, Morrow se lastima de forma simbólica, pues se corta el dedo al abrir la envoltura que lo contiene. Después, la cinta contrapone dos argumentos que de forma paralela van guiando al espectador; el primero evidencia la tediosa vida de Morrow, y refleja la infelicidad de su vida monótona y el vacío que existe en su relación de pareja. El segundo se centra en el escrito del personaje Edward Sheffield, una novela de temática violenta, que genera una tensión constante, tanto en Susan Morrow como en el espectador.

 

Jake Gyllenhall interpreta dos papeles a lo largo de la cinta: Edward Sheffield, el primer esposo de Morrrow y a Tony Hastings, el protagonista de la novela. Gracias a este dinamismo entre personajes, la película desencadena paulatinamente sentimientos de ansiedad, incomodidad y desesperación. Muestra dos tramas independientes, pero con una fuerte vinculación emocional.

 

Pronto se revela la intención de Edward. Solicita a Susan leer el manuscrito, porque busca ejercer con esta acción una sutil y cruel venganza. Y, en efecto, produce en Morrow una agonía que incrementa conforme avanza la lectura de la novela. El resultado se puede corroborar al analizar la detallada semejanza de Morrow y su hija con las dos mujeres que son agredidas brutalmente en el manuscrito. Tienen similitudes físicas y afectivas: son pelirrojas, nobles y sensibles, y también son acorraladas, víctimas de circunstancias hostiles.

 

Además, las mujeres de la novela poseen una vida familiar y modesta, aspecto que Susan Morrow compartía con su primer esposo, y que, sin embargo, cambió después por una vida de lujos y vacuidad a lado de su actual marido. Así, paulatinamente Morrow va despertando la ilusión y esperanza de un reencuentro con su primer esposo, que la orillará a experimentar una introspección sobre su vida personal, profesional y sentimental a partir de decisiones pasadas.

 

Es una excelente recomendación si se desea experimentar altos grados tensión e incomodidad, pues orilla al espectador a replantearse las distintas formas en las que opera la violencia. Provoca, a su sagaz término, una obligada reflexión sobre la toma de decisiones y sus múltiples consecuencias. Y transmite una curiosa sensación de soledad y desconcierto. 

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