Reseña
TELEVISIÓN
La serie inicia con un spoiler deliberado. En la pantalla de una laptop una mujer con signos evidentes de cáncer terminal anuncia que al momento de que el video sea visto ella estará muerta. La toma cambia y se observa a Tony, su pareja, observando el video acostado en su cama con un gesto de tristeza inconmensurable.
After Life, estrenada apenas el 8 de marzo, es difícil de clasificar, pero si es necesario hacerlo diremos que es una comedia negra. Tony está roto, quiere quitarse la vida, pero la conciencia de que debe cuidar a su mascota, un pastor alemán entrañable, lo disuade. Cree que no hay incentivo alguno para ser una buena persona y se comporta como un patán con cualquiera que se cruce en su camino, esto, por cierto, de una manera muy divertida. Nuestro protagonista vive en un pueblo costero encantador en la Inglaterra profunda y trabaja como articulista en un periódico local donde el hermano de su esposa es su jefe, y cuyo personal es un monumento a la derrota periodística —aunque sus compañeros son, en general, entrañables.
Las batallas de Tony no admiten contemplaciones, bullea al fotógrafo día con día, entra en discusiones metafísicas acerca de Dios, su cartero es una especie de némesis e insulta a la gente en la calle. Paradójicamente todos lo aceptan como es y tratan de reanimar su vida. Algo notable en la serie es justamente que no existen antagonistas, todos los personajes son un puñado de buenas personas: la prostituta que se asume como “trabajadora sexual”, la enfermera que cuida a su padre víctima de demencia senil, su cuñado, un tipo excelente que lo reconviene frecuentemente para que salga adelante, y su vecina de deudo en el cementerio —una anciana adorable con la que Tony muestra cierta empatía.
Las situaciones son delirantes ya que los reportajes son los que deben ser en una pequeña comunidad: un niño obeso que toca dos flautas con la nariz, un anciano que piensa que la mancha de humedad en su pared es la imagen de Kenneth Branagh o una mujer que prepara budines con sus hongos vaginales como producto de fermentación (una escena inolvidable).